Juan Cuevas.

Abogado. Ex cónsul dominicano en Madrid.

 

La diplomacia siempre aconseja prudencia y dialogo, porque lo contrario es el conflicto y la guerra. La encrucijada de Venezuela no aconseja agitar tambores y gaitas, no creo que ningún venezolano de bien desee eso para su país. Venezuela, encarna un desconocimiento de la democracia, de eso no hay dudas y, es parte de un problema geopolítico mundial, con intereses contrapuestos de un creciente antagonismo entre potencias; negacionista y contrario a la coexistencia pacífica  de un mundo multipolar. Agitar los tambores de guerra civil, supondría cerrar la cuadratura del triángulo: Ucrania-Gaza con Venezuela.

 

En lo que nuestro país respecta, la República Dominicana no aprende de su historia, intervenida mil y una veces por corsarios, piratas y potencias extranjeras y, seguimos siendo “muchacho de mandado” y como “comparsa” vamos al ruedo. Geopolíticamente, no pintamos nada en la esfera mundial y regional. Pero los intereses en juego detrás del telón son de ligas mayores, y nosotros a alevines no llegamos. De verdad, “yo quisiera que ningún país de m..da venga a meterse en un proceso electoral nuestro, y Almagro de la OEA, mientras más lejos mejor.

 

Somos críticos del macillamiento del ´65 a Quisqueya  bajo el paragua de la OEA, donde otros latinoamericanos hicieron de “comparsa” para regar con sangre nuestra tierra. Pero, “como dolor en cuerpo ajeno no duele”, hoy de “Comparsa” vamos nosotros inmiscuyéndonos en los asuntos de Venezuela. Los venezolanos que resuelvan su problema, y es que acaso cuando aquí no nos cansamos del “Trujillato” no lo matamos y, a la historia no mandamos.

 

Pobre Latinoamérica, pobre del enano Caribe, mil veces vapuleada, mil veces de comparsa. Como “carajo” echaremos un día pa´lante, cuando solo vivimos mirando la “paja en ojo ajeno” y el “tocón propio nos ciega”. Evo Morales no gustaba y, se lo cargaron; con Dina Boluarte “chito callao, que en boca cerrada no entran moscas”; un Milei, que de los haitianos en Quisqueya no sabe, no contesta; y Boris en Chile, “más perdio que el hijo Limbert”, valla socialista nos ha salido el chileno.

 

Venezuela, “Crónica de una muerte anunciada”, la geopolítica mundial y el multilateralismo ya tenía escrita la prosa, pues gobierno y oposición de antemano ya habían dicho que no aceptarían la ganancia  del contrario. ¿Entonces, que esperaba la oposición, que el bueno de Maduro le entregara de una el gobierno? Infantilismo de la oposición o el guion preparatorio de una intervención, mediáticamente justificada en Venezuela,  con beneficio para los de fuera. “Ojo pelao con eso” que una posible Ucranialización de Venezuela no solo hundiría más a los venezolanos, sino otra piedra para el desarrollo de Latinoamérica y el Caribe.

 

Ya nos involucramos donde no nos habían llamado, entonces dejémoslo ahí, que los “gazapos del solista” se les pegan a los coristas. Paz y dialogo, eso aconsejaría la buena diplomacia. De pronto ese pleito podría quedarnos grande. Usar a Venezuela  como arma arrojadiza entre los políticos dominicanos, no ayuda a Venezuela. La hermandad histórica entre Venezuela y República Dominicana siempre deberá aconsejar la búsqueda de la concordia y la paz de los venezolanos en su tierra.

 

 

 

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